lunes, 4 de agosto de 2008

INVENTARIO


Caminatas nocturnas sin miedo tercermundista
las bibliotecas municipales
los amigos cercanos y lejanos
el verano en chanclas, la mala facha
el mar besando la ciudad, el topless
los calçots, el fuet, el cava y el vichy catalán
la lengua de hablarle a los niños
los horarios de trenes y autobuses
un día de invierno con sol espléndido y cielo despejado
antiguas piedras medievales, signos de barbarie y civilización
rocas de Gaudí y Subirachs
y del macizo de Montserrat
el fuego de San Juan bajo mis pies
recuerdos inventados de Ciutat Vella
la calle Aviñón de las señoritas de Picasso
Las Meninas de la calle Montcada
la sombra de Mujer y Pájaro al atardecer
Nube y silla, puño y letra de Tàpies.
Todo esto me fue dado en comodato y yo lo acepté sin más
apenas alcancé a plantar un roble nupcial
a enterrar un filamento de mi propia raíz en este suelo.
De nada habría servido esconder el don bajo tierra
de nada tratar de retenerlo para siempre
todo pasa
y esta madre no suelta prenda sin rédito
lo que es de esta tierra aquí se queda.
Yo me voy, no soy de aquí
llevo sobre la frente el estigma de Ulises
sin siquiera estar segura de que exista Ítaca.
Me voy a descubrir América
el agua tibia del Caribe
quizás mi casa me espere.
Me voy de esta ciudad que te roba el corazón
arrancándolo de raíz
para ofrecerlo al dios Sol Mediterráneo.
Adiós a esta tierra con heridas de guerra
de gente agria que no mira a los ojos
de sardana autocontenida.
Salgo de esta ciudad misteriosa y mezquina
ciudad de todos y de nadie
cara prostituta cosmopolita
meada por guiris y locales.
El tiempo de quedarme ya ha pasado
pereció exangüe mientras dormía
dejándome otro duelo y su hacienda:
un botín de plata en mis sienes
una alianza de oro en mi anular
llagas en los pies de tanto andar
fe en la cruz de cada día
el deseo por la letra y la materia
y un amor descarnado por esta tierra y su gente.

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