Creer en mí por sobre todas las cosas
Prescindir de mi colección de certezas
Juntar todos mis territorios
Escuchar el llamado de mi alma,
la pulsión del corazón
Tomar más vino y brindar a la salud de los ausentes
Pasar del sentimiento amor a la acción de amar
Ser fiel a mí misma con dedicación
Caminar en verdad y sin soberbia
Equivocarme con fuerza
Invitarme a la vigilia con un ojo hacia adentro y otro hacia afuera
Aumentar un par de kilos
Encontrar el alimento adentro y darme de comer
Ser más supersticiosa y cursi
Reír a carcajadas
Conservar mi cabeza libre de piojos y temores
Devolverme por abrazos de último momento
Entrenarme en el vicio de jugar y perder el tiempo
Trabajar como una hormiga, cantando como cigarra
Pensarme en otra lengua
Dejar tareas inconclusas, no llegar temprano a las citas
Buscar hasta encontrar
Por último, después de todo y no por ello menos primordial
llevarte en el corazón como se lleva a los muertos
recordados y queridos pero sin tiempo
con rostros difusos y sacramentales olvidados
sin apego, a golpe de deseo ceniciento.
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