A Lucas,
en su cumpleaños nº 9
Hace mucho tiempo, cuando era común ver la magia manifestarse sobre la tierra, una anciana Warao a punto de morir, enterró una semilla de palma moriche, considerada el árbol de la vida, junto con dos pepas de zamuro, una ramita de canela y un puñado de granos de pimienta. Cantó en el lenguaje del bosque tropical tan pausada y tan sentidamente que una lágrima brotó de su ojo izquierdo y cayó sobre la tierra húmeda recién removida. La misma que le dio cobijo al amasijo durante 9 meses.
Es así como un día de primavera, nació el niño cabeza de palma, que tiene por ojos las dos pepas negras, color canela su piel y un carácter condimentado que a veces pica de alegría en la lengua. Nadie sabe lo que piensa, pero se dice que tiene la cabeza llena de pájaros y a veces en los días soleados, se los puede ver entrar y salir de los largos cabellos de hojas extendidas, mientras construyen los nidos donde el niño cabeza de palma mantiene tibios todos sus sueños.
en su cumpleaños nº 9
Hace mucho tiempo, cuando era común ver la magia manifestarse sobre la tierra, una anciana Warao a punto de morir, enterró una semilla de palma moriche, considerada el árbol de la vida, junto con dos pepas de zamuro, una ramita de canela y un puñado de granos de pimienta. Cantó en el lenguaje del bosque tropical tan pausada y tan sentidamente que una lágrima brotó de su ojo izquierdo y cayó sobre la tierra húmeda recién removida. La misma que le dio cobijo al amasijo durante 9 meses.
Es así como un día de primavera, nació el niño cabeza de palma, que tiene por ojos las dos pepas negras, color canela su piel y un carácter condimentado que a veces pica de alegría en la lengua. Nadie sabe lo que piensa, pero se dice que tiene la cabeza llena de pájaros y a veces en los días soleados, se los puede ver entrar y salir de los largos cabellos de hojas extendidas, mientras construyen los nidos donde el niño cabeza de palma mantiene tibios todos sus sueños.